martes, 8 de enero de 2008

La flacidez facial es una de los signos más evidentes del paso del tiempo, y también una de las que mas asusta por la misma visibilidad que implica, tanto en mujeres como en hombres. El proceso comienza con el debilitamiento, lento pero constante de la estructura encargada de mantener unida la musculatura y la piel. Esta estructura se conoce en términos médicos como tejido conectivo. Pero la flacidez facial acusa varios motivos en su causalidad.
La producción de los niveles de colágeno y elastina, tan abundantes en la cresta del desarrollo comienzan a decaer y pierde su capacidad de adaptarse a la musculatura. El primer resultado que se registra es el decaimiento del parpado superior o la sensación de caída o descuelgue de los pómulos. Por este motivo las facciones aparecen mas alargadas y la piel que recubre cuello y mentón se relaja y transforma en “papada”.





Por supuesto que la solución rápida señala el camino al quirófano o al pinchazo del Botox, pero para aquellas personas que buscan lo sano, natural y, por tanto, el cambio verdadero y duradero el consejo es la gimnasia facial y la vida sana. Principalmente, para frenar este proceso de envejecimiento recuerda que el exceso de sol, de tabaco, alcohol, grasas saturadas y cambios violentos de peso son tus mejores enemigos. Una vez controladas estas puntuaciones, la gimnasia facial es lo que sigue.





Te aconsejamos comenzar por estos tres ejercicios simples, fáciles de realizar y que tomaran solo unos minutos diarios con excelentes resultados. Colócate frente al espejo, de pie.

Con los dedos índices toma los extremos de cada ojo y estíralos hasta parecer oriental manteniendo esa postura durante siete segundos y luego, sin relajar el estiramiento “haz como” si quisieras juntar los extremos estirados de ambos ojos entre si. En esta posición permanece cinco segundos. Repite seis veces este doble ejercicio.
Abre al máximo de su capacidad la boca, inhala por la nariz, abre bien los ojos y mantén esta expresión durante diez segundos. Repite también seis veces este ejercicio.
Coloca el dedo índice de cada mano a un centímetro y medio de las comisuras de la boca y estira los labios totalmente durante diez segundos. Luego sin dejar de mantener la tensión en tus labios intenta fruncirlos con fuerza. Repite esta doble acción seis veces.


Así, naturalmente y ocupando como máximo diez minutos de tu tiempo, verás los resultados del esfuerzo y la constancia de manera prolongada y real. Proporcionalmente a tu trabajo, tu rostro recobrara la lozanía y la firmeza como resultado del trabajo de cada músculo facial. La tonicidad y suavidad volverán a formar parte de tu imagen.

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